Antes de que sigamos adelante, permíteme decirte que tienes una oportunidad sin precedentes. Mi especie no habla de si misma con la tuya… ahora no, y por lo general nunca. Hemos pasado cinco siglos tejiendo un telón que llamamos la mascarada para ocultarles el verdadero espectáculo, pero a fin de cuentas es bastante sencillo: los vampiros no queremos que los mortales sepan de nuestra existencia. Es por el mismo motivo por el que el lobo no quiere que las ovejas sepan que esta cerca. Facilita mucho nuestro trabajo. Y así, por ejemplo, aunque tenemos los colmillos afilados con los que nos han marcado las noveluchas y las películas, los mortales no lo ven si no lo mostramos
Como Ahora.
Te has puesto pálida, querida. Deja que yo me ponga palido por los dos. Debo admitir que estoy decepcionado por tu sorpresa. Tómate un momento para tranquilizarte, si puedes. Para ser sincero, me temo que es la mejor de las sorpresas que te esperan esta noche. Por favor, no pierdas el tiempo intentando dar con una explicación racional y científica. Por que no hay ninguna. Soy lo que soy. Lo que muchos, muchos somos… demasiados, para algunos.
Condenación, ¿de verdad eres tan tonta? Vuelve a sentarte. He dicho que te sientes. Ahora mírame. Ssshhh, basta de gritos. Nadie va a venir a rescatarte y nadie va a llamar a la policía…. No en este edificio. Los vecinos discretos son un regalo para alguien en mi situación. Es algo realmente victoriano, esa forma que tienen de ignorar todo lo que no ocurre directamente ante ellos.
Bueno, así que al fin tienes tu prueba, ¿Me crees ahora? Sí, lo que hay en la otra ampolla es sangre: por su puesto si se sirve fría pierde mucho sabor. Puedes probarla si quieres, pero no te lo recomiendo. No estás preparada para disfrutar de estas cosas, al menos ahora.
No empieces a anticipar mis intenciones, querida. Si pensase actuar de acuerdo con tus amados clichés, ya estarías muerta. Después de todo soy un depredador, y tú y tu especie son mi presa.